Por Geo Saura
De la sección sindical SAT PDI
Universidad de Granada
Os presentamos el artículo, aparecido y publicado originalmente en la revista EL SALTO del 2 de abril y del que es autor nuestro compañero Geo Saura.
La enésima crisis del capitalismo global es acelerada a raíz de la pandemia covid19. Capitalismo y crisis formalizan una simbiosis. Una simbiosis es una relación de mutualidad de dos beneficiados en un desarrollo vital. Cuando hay amenazas de supervivencia, los elementos simbióticos se apoyan mutuamente para transformarse y adaptarse a una nueva vida. El capitalismo ha sufrido crisis cíclicas por diferentes amenazas desde sus inicios de vida. De ahí, que la noción de crisis sea inmanente a la de capitalismo. Simbiosis e inmanencia que son manifestadas en cada proceso cíclico.
Diversas perspectivas teóricas, aparentemente en conflicto, han analizado estas relaciones de simbiosis e inmanencia entre el capitalismo y la crisis. Han sido abordadas desde el pensamiento de Karl Marx como desde visiones anarquistas herederas de su coetáneo Piotr Kropotkin. También han estudiado estas relaciones (simbiosis/inmanencia) corrientes más contemporáneas como la del pensamiento de las multitudes de Gilles Deleuze y Félix Guattari, y la visión de hoy más fiel a Marx que lidera David Harvey.
Una vez que el capitalismo prevé limitada su capacidad de acumulación permanente, el capital tiende a reinventarse a sí mismo para poder reemplazar el ciclo amenazante
Los procesos cíclicos de las crisis capitalistas comienzan cuando las lógicas de reproducción de los axiomas capitalistas alientan amenazas de perdurabilidad. Y por ello, una vez que el capitalismo prevé limitada su capacidad de acumulación permanente, el capital tiende a reinventarse a sí mismo para poder reemplazar el ciclo amenazante. En cada proceso cíclico de mutación del capitalismo los sistemas de producción y los modos de gobierno son reinventados y resituados en algo diferente de lo que fueron anteriormente a la crisis.
En estos primeros momentos del ciclo amenazante de la crisis del covid19 las reinvenciones de los modos de producción todavía no pueden analizarse con precisión, aunque se podría augurar que mucho tendrá que ver aquí el capitalismo digital de plataformas como nuevos modos de producción capitalista y nuevas lógicas de la economía de guerras. Lo que sí comienza a vislumbrase con más precisión son los nuevos modos de gobierno que vienen con esta crisis que nos azota. La insólita forma de gobierno que se expande de modo global como solución a la crisis capitalista del coronavirus es el “filantrocapitalismo”.
El filantrocapitalismo es una nueva filantropía que hibrida las lógicas capitalistas con las de la filantropía más tradicional. Multimillonarios que, a través de grandes donaciones de capital, hacen creer que pueden trasladar sus éxitos empresariales al servicio de la caridad para “salvar al mundo”. Una nueva filantropía que aplica la filosofía del capitalismo como soluciones de gobierno para la erradicación de las problemáticas del mundo. A nivel internacional —multimillonarios como Bill Gates (Microsoft) o Marx Zuckerberg (Facebook)— son buenos ejemplos de quiénes invierten más millones de dólares en donaciones filantrópicas para dar respuesta al covid19.
Amancio Ortega (Inditex) y Ana Patricia Botín (Banco Santander) lideran el filantrocapitalismo del Estado español para la salvación capitalista del Gobierno con inversiones y donaciones multimillonarias para paliar el coronavirus. Las donaciones se realizan desde las propias fundaciones de estos multimillonarios que lideran los primeros puestos de las mayores fortunas de la revista Forbes (Bill & Melinda Gates Foundation, Chan & Zuckerberg Initiative; Fundación Amancio Ortega, Fundación Santander).
Gates sostenía en plena crisis capitalista que su filantropía era una forma de donar para solventar las desigualdades del mundo a través de la expansión del capitalismo
Hay que retraerse a un proceso reciente de la anterior crisis del capitalismo global para comprender cómo empieza a expandirse la lógica filantrocapitalista. Bill Gates, en la pole position de 2008 de la revista Forbes, anunció que tras la crisis solamente trabajaría el 20% de su tiempo en Microsoft para dedicar el 80% restante a las causas de su fundación. Su finalidad era expandir el capitalismo a lugares inexplorados. Gates sostenía así, en plena crisis capitalista, que su filantropía era una forma de donar para solventar las desigualdades del mundo a través de la expansión del capitalismo que tanto bien ha hecho en el mundo. A su nueva filantropía que intenta expandir las lógicas capitalistas la define como “capitalismo creativo”:
“El capitalismo ha mejorado la vida de millones de personas, algo que es fácil de olvidar en un momento de gran incertidumbre económica. Pero ha dejado fuera a miles de millones más […]. Los gobiernos y las fundaciones sin ánimo de lucro tienen un papel irreemplazable en ayudarlos, pero tardarán demasiado tiempo si tratan de hacerlo solos. Son principalmente las corporaciones las que tienen las capacidades para hacer que las innovaciones tecnológicas funcionen para los pobres […]. Necesitamos nuevas formas de llevar a muchas más personas en el sistema –el capitalismo– que ha hecho tanto bien en el mundo. Hay mucho todavía por hacer, pero la buena noticia es que el capitalismo creativo ya está con nosotros”. [1]
Warren Buffet, el gran gurú de las finanzas, conocido como el Oráculo de Omaha, que ha acompañado durante varios años a Gates en el pódium de la revista Forbes, ha sido otro de los actores importantes en la expansión de las lógicas filantrocapitalistas. Buffet animó a Gates en 2010 a fundar la iniciativa The Giving Pledge —la promesa de dar— para que otros multimillonarios donasen más del 50% de su capital a la filantropía. Han logrado que numerosos multimillonarios se adhieran al nuevo mundo de la caridad filantrocapitalista de ambos. Además de la donación, los filántropos de Buffet y Gates, se comprometen a encuentros periódicos para poder crear estrategias conjuntas de inversión de las donaciones mediante una “comunidad epistémica filantrópica”.
A mediados de marzo de 2020, en plena expansión de los datos del coronavirus en Estados Unidos, Bill Gates renunció y abandonó por completo todas las responsabilidades que tenía en el gigante tecnológico Microsoft que fundó cuatro décadas atrás. Lo hizo para dedicarse plenamente, de ahora en adelante, a la Bill & Melinda Gates Foundation. Invierten cantidades multimillonarias para lograr la vacuna y así paliar la erradicación del coronavirus. En octubre de 2019, Bill & Melinda Gates Foundation, Johns Hopkins Center for Health Security —máximos inversores filantrópicos mundiales en salud— y el Foro Económico Mundial de Davos realizaron un encuentro para pensar posibles consecuencias de una nueva pandemia mundial.
Como si se tratase de una profecía de una película de ciencia ficción, las tres organizaciones simularon los efectos que un coronavirus de la familia SARS pudiera generar si se expandiera durante todo el planeta generando millones de muertes. Gates también alentó, en una charla TED de 2015, la posibilidad de una epidemia global que no era atendida por los gobiernos. Ahora que ha llegado la pandemia, su fundación está más preparada que los gobiernos para actuar en las soluciones globales.
Amancio Ortega, Ana Patricia Botín y otros donantes multimillonarios han considerado la coyuntura de la crisis capitalista como una “ventana de oportunidades” para incorporar sus éxitos empresariales en las soluciones políticas
En el Estado español, además del liderazgo de Amancio Ortega y Ana Patricia Botín, una red de corporaciones y bancos que lideran el IBEX 35 —BBVA, Iberdrola, Telefónica, ACS, Banco Santander, Inditex, etc.— se han unificado para invertir cantidades multimillonarias y actuar en la pandemia. Lo hacen a través de donaciones con privilegios en desgravaciones fiscales y beneficios tributarios de las ganancias de sus corporaciones. Estos donantes multimillonarios han considerado la coyuntura de la crisis capitalista como una “ventana de oportunidades” para incorporar sus éxitos empresariales en las soluciones políticas. Inciden así en las agendas públicas a la vez que promocionan sus marcas de negocio a la ciudadanía. Nuevas formas de blanquear las marcas corporativas que han sido denunciadas por esclavitud infantil, desahucios a las poblaciones más vulnerables y evasiones en paraísos fiscales.
El filantrocapitalismo funcionan bajo “flujos tridimensionales”: donar capital, crear políticas en las que invertir y extraer beneficio económico de la donación. Esta nueva filantropía es estratégica, consciente de mercado, orientada al impacto, basada en el conocimiento, comprometida con la medición de resultados e impulsada para maximizar el apalancamiento de la donación. Esta nueva caridad del capitalismo se basa en proporcionar cantidades económicas más amplias que en la filantropía tradicional, crear indicadores de impacto de lo invertido y ejercer una relación más estrecha entre proveedores y receptores. Racionalización económica de las donaciones bajo relaciones de mercado para solucionar las problemáticas sociales mediante dinámicas propias del capitalismo. Los terrenos de la salud y la educación son las principales áreas de inversión de esta nueva filantropía para expandir el capitalismo bajo el pretexto de paliar las problemáticas sociales.
Los filantrocapitalistas ya no son solo donantes sino que ejercen también como asesores y líderes tienen la capacidad de hacer caminar el mundo según sus intereses
Los filantrocapitalistas ya no son solo donantes. Ahora ejercen también como asesores y líderes tanto de las problemáticas como de las soluciones. Por poseer el capital y decidir las inversiones y soluciones tienen la capacidad de hacer caminar el mundo según sus intereses. Así, el filantrocapitalismo emerge como una nueva forma de gobierno y una solución de la gubernamentalidad neoliberal para responder a la enésima crisis global del capitalismo. Foucault tenía razón al comprender el neoliberalismo como una red de relaciones en las que el estado es el que propicia el mercado.
En estos procesos de neoliberalización el estado no es mínimo sino fuerte. De ahí, que Bob Jessop comprendiera estos procesos con la formación de un estado estratégico-relacional, donde los gobiernos son un actor político más actuando en estas alianzas público-privadas. Multiplicidad de actores políticos interrelacionados en gobernanza (filántropos, estados y corporaciones). En definitiva, todo lo explicitado verifica que esta gobernanza filantrópica neoliberal es la nueva forma de gobierno que se expande de modo pandémico para erradicar otra pandemia (SARS-CoV-2).

Y no es el comunismo lo que vendrá tras estas intervenciones del estado. Žižek no acierta al apostar por un nuevo orden mundial comunista ilusorio con un golpe a lo Kill Bill que pueda combatir al covid19. Si de cine y golpes se trata para comprender este momento de la crisis capitalista, en la infancia de muchas personas se pueden obtener mejores claves interpretativas. Dragon Ball y no el clásico de Tarantino —que también es de admiración— tiene la respuesta de la nueva gobernanza de la presente crisis. Lo que vendrá no es un golpe letal al capitalismo al estilo Kill Bill. Lo que ya está entre nosotros es más bien una “fusión namekiana” a lo Dragon Ball.
Piccollo, líder malvado de los namekianos, se fusionan con el Dios bondadoso todo poderoso “Kamisama” para combatir al destructor de la Tierra “Freezer”. Kamisama le dice a Piccolo antes de su fusión: “la tierra no necesita un Dios, sino un guerrero”. La bondad de la filantropía representada por Kamisama es fusionada con los aspectos más perversos del capitalismo personificados en Piccolo. El cuerpo resultante de esta fusión no varía como en todas las otras fusiones de Dragon Ball. Esta fusión Namekiana da como resultado el cuerpo de Piccolo pero aumentando las fuerzas de Kamisama. El capitalismo ahora también sigue en su cuerpo, aunque sea fusionado con acciones propias de almas caritativas. Esta fusión entre la filantropía —bondad máxima del altruismo al género humano— y el capitalismo ilustra muy bien la nueva forma de gobernanza global neoliberal adoptada a raíz de la presente crisis capitalista.
Ojalá Žižek tuviera razón y el golpe a lo Kill Bill pudiera librar al mundo de este pronóstico que es más propio de una fusión namekiana a lo Dragon Ball.