La sección sindical del SAT-PDI en la Universidad de Granada (UGR) ha llevado a cabo una investigación para conocer la situación actual del personal docente e investigador (PDI) de la propia universidad. El estudio, que se ha realizado de modo virtual, ha tenido por objetivo sondear la situación laboral del PDI en este curso 2020/2021 a raíz del impacto que está teniendo la pandemia global Covid-19 en la carrera profesional, así como las respuestas y medidas tomadas por los organismos políticos y universitarios al respecto. A continuación se detallan las principales conclusiones del estudio y algunas declaraciones de la profesora Pechi Murillo, delegada sindical del SAT-PDI laboral de la UGR, como voz más representativa del sindicalismo combativo.
Con una participación de más de un centenar de personas pertenecientes al PDI, lo que consideramos una muestra que, sin ser excesiva, sí debe ser considerada como representativa, de las personas participantes, exactamente el 50% del total, son personal con contratos permanentes (Profesorado Contratado Doctor, Titulares o Catedráticos y Catedráticas); mientras que un 36,4% corresponde a personal laboral no estabilizado (postdoctorales y Ayudantes Doctores/as) y un 13,6% son personal contratado predoctoral. Con una mayoría de participantes procedentes de la Facultad de Filosofía y Letras, también encontramos personas que han respondido a esta investigación que proceden de diferentes centros: Facultad de Ciencias, Facultad de Traducción e Interpretación, Escuela Técnica Superior de Ingenierías Informáticas y Telecomunicación, Facultad de Ciencias de la Educación, Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, Facultad de Farmacia, Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, Facultad de Derecho, Facultad de Bellas Artes y Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte; es decir, prácticamente contamos con participantes de sectores pertenecientes a los diferentes centros de trabajo de la UGR.
El primer bloque de preguntas tuvo la pretensión de conocer la satisfacción del personal docente e investigador respecto a la información recibida y las medidas tomadas tras los diversos decretos relacionados con la pandemia covid-19. De los resultados obtenidos, un 26,3% de las personas participantes suspende a la UGR ante la pregunta de si la institución ha proporcionado herramientas y formación suficiente para afrontar las distintas situaciones relacionadas con la docencia que se están dando con la pandemia. Por otra parte, el 18,2% sí se muestra altamente satisfecho. Y es el gran bloque, representado por un 55,5% del PDI, el que se manifiesta como ambiguo o favorable al respecto.
Pregunta a Pechi. ¿Cuál es tu visión específica respecto a las herramientas tecnológicas para afrontar la situación de la pandemia?
En primer lugar tenemos que tener en cuenta que las herramientas tecnológicas en la Universidad eran ya deficientes antes de la pandemia. La firma de un contrato con la Universidad no siempre conlleva que se le proporcione un ordenador al trabajador/a y hay casos de contratos predoctorales que no solo es que no reciban un ordenador, si no que ni siquiera se le otorga un espacio de trabajo. Los ordenadores son la herramienta de trabajo básica en la Universidad y estas deben de correr a cargo de la empresa, ni de los proyectos de investigación, ni de la buena voluntad de los directores o directoras de los departamentos. Con la pandemia la situación ha empeorado radicalmente: Se han dado situaciones de profesorado a quien no le han permitido trasladar el ordenador de su despacho a su domicilio y en líneas generales se le ha exigido al PDI que teletrabaje con sus medios personales, en muchas ocasiones compartidos con otros miembros de la familia, en ocasiones sin espacios de trabajo adecuados, sin dotarlo de la formación ni los accesorios necesarios (cámaras, micros, altavoces) y asumiendo el trabajador tanto los gastos de electricidad e internet como de las propias herramientas de trabajo. Y esta situación es sin duda más grave para los sectores del PDI más precarios.
Sobre las medidas sanitarias tomadas ante el avance de la pandemia (prevención, higiene, mascarillas, distancias) e incluyendo qué hacer en caso de contagio, la mayoría considera que tiene información más que suficiente (52,8%), seguidos de aquellos que consideran tener algo de información aunque no suficiente (44,4%) y prácticamente residual los participantes que opinan que no tienen ningún tipo de información (2,8%). Esto contrasta con las respuestas dadas acerca de si los respectivos centros están preparados a nivel docente para las medidas ante la convid-19, ya que un 80,9% consideran que aunque se han tomado algunas medidas, éstas son insuficientes y consideran que quedarían diversos aspectos a mejorar. Ante la misma pregunta, pero referida a la situación en cuanto a la investigación, un 10% consideran que no se han tomado medidas suficientes, un 56,4% manifiesta que aunque se han tomado algunas medidas siguen siendo insuficientes y quedarían cosas por mejorar, sólo un 10% piensan que todo es excelente, quedando un amplio espectro, el 23,6%, que no sabe, no contesta o no puede opinar al respecto.
Ante la pregunta abierta de qué mejoras se proponen, hay una gran mayoría, un 78%, que alude a la necesidad de mejorar los equipamientos, materiales e infraestructuras para la docencia online, pidiendo webcams que funcionen, micrófonos y altavoces e incluso la contratación de más personal técnico de apoyo para ayudar con los equipos informáticos, habiendo incluso quien propone que la universidad abone parte de los costes de conectarse a internet desde casa para trabajar.
En segundo lugar, el siguiente bloque de demandas que se realiza en el estudio, se ha centrado en las medidas específicas de higiene y limpieza de los centros de trabajo, incluyendo aulas y laboratorios, y la instalación de hidrogeles desinfectantes, que parecen ser deficientes en la mayoría de los centros. Sirva como ejemplo una de las respuestas recibidas: “Que se instalen en todas las aulas de docencia los medios necesarios para la retransmisión simultánea para no tener que aportar medios propios. Que se nos proporcione los EPIs necesarios y no una mascarilla a la semana, totalmente insuficiente según las especificaciones técnicas de los propios equipos”.
Pregunta a Pechi: ¿Cuál es tu consideración al respecto de los decretos, medidas de prevención y/o sanitarias?
Aunque es cierto que no se detectaron brotes importantes en las primeras semanas de clase, las medidas de seguridad fueron insuficientes. Resulta disparatado que se proporcionara sólo una mascarilla semanal al PDI y que la solución para la ventilación en las aulas fuera un genérico ‘abran ustedes las ventanas’, cuando ni todas las aulas cuentan con buena ventilación ni en pleno enero en Granada se puede estar con las ventanas abiertas sin considerar en ningún momento una inversión en sistemas de purificación del aire. Claro que al haber tenido prácticamente todo el cuatrimestre las clases online esta deficiencia en las medidas sanitarias no se ha advertido mucho, sí en cambio las deficiencias pedagógicas de una enseñanza online. En cualquier caso tampoco se observa que haya una planificación clara, con cambios de timón constantes: primero exámenes presenciales, luego exámenes online… Después de haber tenido una docencia online durante todo el cuatrimestre no parecía muy lógico exigir que los exámenes fueran presenciales y movilizar a 50.000 estudiantes a que volvieran de sus ciudades de origen a examinarse a Granada precisamente en un momento en el que lo que se pide es que se reduzca el movimiento. Bajo estos cambios, defendemos la necesidad de reducir las ratios del alumnado y aumentar la contratación de profesorado.
Pregunta a Pechi: ¿Cuáles son las medidas de mejora necesarias que debería tomar la UGR?
La UGR tiene que poder garantizar que las clases sean presenciales, como han seguido siendo en muchas otras universidades, en los colegios y en los institutos, y que la presencialidad sea segura. Para eso, aparte de acondicionar los espacios y ofrecer medidas (filtros de aire, gel y mascarillas como mínimo diarias) es indispensable la contratación de personal que permita desdoblar grupos y contar con la mitad de aforo en las aulas. Pero no porque se haya quedado la mitad del alumnado en casa y en la práctica estén recibiendo el 50% de la docencia, eso no es más que una chapuza, si no porque haya personal suficiente para atender a grupos con un 50% del aforo. Así como no puede exigir que el personal de baja por covid continúe con clases virtuales, ni que esas clases las asuma ‘voluntariamente’ un compañero o compañera de departamento. Debe tener una lista de sustitutos ya evaluada disponible para una rápida sustitución en situaciones de baja. Y en caso de que la pandemia obligara a una docencia virtual, tiene que facilitar la formación, las herramientas y los espacios necesarios para poder desarrollarla. El teletrabajo necesita de una mayor regulación tanto en horas de trabajo como en asunción de los costes.
El segundo bloque de preguntas del estudio, ha tenido la finalidad de indagar en el conocimiento que el PDI de la UGR tiene respecto a sus derechos laborales. Aunque una mayoría considera que sí se cumplen estos derechos (el 55,9%), o que sí se cumplen pero sólo en algunos sectores (43,1%; solo 1 persona considera que no se cumplen en absoluto), apenas el 21,8% afirma conocer todos los documentos legales que regulan los mismos (Estatuto de los trabajadores, Estatuto de Personal Investigador, Convenio de PDI de Universidades Andaluzas etc.). La gran mayoría del PDI participante, un 51,8 %, ha manifestado que conocen dichas normativas pero apenas las han consultado. Un 17,3% afirman no haber consultado nunca ningún documento respecto a la situación laboral, e incluso un 9,1% afirma desconocer por completo la existencia de la legislación que regula sus derechos laborales. La totalidad de los participantes que componen el grupo del personal fijo y/o funcionario conoce estas regulaciones, con sólo una excepción, pero sin embargo, el 32,3% del personal laboral, sustitutos interinos o de los contratados de investigación pre y posdoctorales afirman desconocer por completo sus derechos laborales o bien no haberlos consultado nunca.
Pregunta a Pechi: A la situación del desconocimiento del PDI de sus derechos laborales, ¿por qué ocurre esto?, ¿cómo debería de actuar el SAT para lograr acciones encaminadas a que el PDI se forme en el conocimiento de sus derechos laborales?
Es una tragedia que el personal, y especialmente el personal más precario no conozca que existe una normativa que regula sus derechos o no la haya consultado nunca. Es evidente que no se puede reclamar ni mejorar lo que no se conoce. Una parte de la situación creo que se explica por la excesiva fragmentación contractual de las universidades, hay tantas modalidades de contratos que es fácil que el personal no sepa lo que le corresponde a unas y a otras. Esto es un lastre con el que habría que acabar. Pero también hay una parte de responsabilidad por parte de los sindicatos, que deberían tratar de facilitar esta información a los distintos colectivos, aunque no es tarea fácil, desde la sección sindical de PDI laboral hemos intentado organizar cursos de formación precisamente con este tipo de contenido y nos hemos encontrado con infinidad de trabas por parte de la Universidad. Tanto la fragmentación (que suele conllevar una mayor precarización) como la ignorancia en derechos laborales es algo que les viene muy bien.
La pandemia parece haber hecho mella en la situación laboral del PDI de la UGR. Aunque un 40% consideran que sus derechos se cumplen igual que antes de la pandemia, un 48,2% afirman que sus derechos han empeorado (el resto no se manifiesta al respecto, ya sea por desconocimiento o porque no estaban trabajando en la UGR antes de la pandemia). En este caso hay un reparto equilibrado entre personal fijo/funcionariado y personal no estabilizado en cuanto al cambio de las condiciones laborales con la pandemia, lo cual además no quiere decir en ningún caso que sus condiciones antes del covid-19 fuesen las ideales.
Merece la pena también que expongamos algunos de las participaciones que hemos recibido acerca de qué manera la pandemia ha afectado a los derechos laborales. La mayoría insisten en un aumento de las horas de trabajo, la ausencia de equipos técnicos o las necesidades de atención individualizado al alumnado. Así hay quien afirma que: “la UGR no ha contemplado qué medios técnicos necesita el profesorado para el teletrabajo desde casa. Se ha asumido que todos tenemos infraestructuras y equipamiento necesario, pero puede no ser el caso”.
Otro de los participantes sostiene que: “son muchas más horas con el teletrabajo. Se necesitan medios en el hogar para poder trabajar (un despacho o cuarto propio, un buen nivel de internet, un equipo informático adecuado, etc.) que no los proporcionan en el trabajo”.
Y en este mismo sentido, otro de los participantes especifica que “el teletrabajo no respeta los horarios de trabajo, con jornadas que se alargan mañana, tarde y noche. No me han proporcionado ningún equipo informático. Han incrementado mis gastos de electricidad. No tengo fácil acceso a material bibliográfico.
Resulta también importante señalar que en muchas de las respuestas recibidas se insiste en que toda esta nueva situación está afectando, fundamentalmente, a la investigación, ya que la multiplicación de horas de trabajo se destina siempre a las necesidades docentes. De hecho hay quien reivindica, con cierta aflicción, que: “nunca ha habido una distribución «humana» entre horas de docencia, de investigación y de gestión (labor que tiene cualquier PDI), ahora se ha multiplicado todo por un número indefinido que nadie sabe calcular. La labor docente se está comiendo el 100% de nuestra actividad dejando a un lado la investigación. Además, no hay una sana separación entre vida privada y vida profesional por lo involucrado que está la familia en mis horas de clases (no se puede entrar en mi cuarto o hablarme, no se puede conectar nadie durante mis horas de clase por si se cae la conexión y viceversa).”
Para finalizar, otro de los bloques del estudio ha tenido la finalidad de conocer aspectos más específicos relaciones con el derecho a percibir diversos complementos salariales (trienios, quinquenios y sexenios) tanto relacionados con la docencia como con la investigación. El 62,7% de los participantes ha manifestado conocer estos derechos laborales, mientras que un 27,3% en cambio los desconoce. Por otro lado, un 7,3% no tiene derecho a ellos pero les parece lo normal dada la situación. Lo que sí parece más rotundo, es la consonancia de los participantes ante la pregunta de si consideran justo que la UGR no reconozca ciertos complementos como los trienios al personal temporal investigador y sí les sean reconocidos al personal temporal docente. Al 63,3% les parece totalmente injusto y piensan que debería equipararse como ocurre con otras universidades, el 33,9% no se manifiestan al respecto porque no tienen información suficiente al respecto, y un residual 2,8% opina que sí es justa esta situación porque son situaciones laborales diferentes.
Pregunta a Pechi. ¿Cómo se debería equipar los complementos de los derechos laborales ante las diversas situaciones profesiones?
Las Universidades son uno de los sectores de la Administración Pública con más discriminación (si no el que más) de su personal laboral temporal. Los investigadores laborales no tienen derecho a percibir trienios (pero los docentes laborales sí) cuando los trienios lo que reconocen es la antigüedad en la administración, independientemente del trabajo desempeñado ¿por qué un profesor asociado puede cobrarlos pero un Ramón y Cajal no? ¿qué justifica eso? Esto es algo que no ocurre en ninguna otra administración. Lo mismo pasa con los quinquenios (complementos por docencia) y los sexenios (complementos por investigación). El personal indefinido puede cobrarlos pero el laboral temporal no, lo cual supone una clara violación del derecho a la igualdad y la no discriminación que deben respetar todos los convenios colectivos. Es indignante que un convenio colectivo que discrimina claramente al personal laboral temporal fuera firmado por los grandes sindicatos CCOO y UGT. Ahora una sentencia del Tribunal Supremo acaba de reconocer esta discriminación que llevamos años denunciando pero ¿qué pasa con todas las pagas no percibidas por no haber podido pedirlos en años anteriores? Deberían reclamarse también. Este y todos los derechos, en la Universidad como en la Administración Pública en general, el personal temporal laboral debe estar equiparado en derechos al personal funcionario. Esto es lo que hemos defendido siempre y lo que seguiremos defendiendo.
Finalmente, de forma complementaria, porque el SAT-PDI está siempre en lucha contra las desigualdales, un apartado del estudio se ha centrado en aspectos relacionados con la discriminación sexual, sobre las que conviene reflexionar y profundizar de manera inmediata. Ante la pregunta de si hay en los centros de trabajo discriminación sexual o acoso machista en cualquiera de sus formas. Un 44,9%, casi la mitad, ha optado por la opción de no ser consciente de desigualdades por razón de sexo y/o género. Mientras que un 13,1% prefiere no manifestare al respecto, un 16,8% afirman que no hay discriminación ni acoso haciendo llegar una postura que sostiene que en la UGR prima el ambiente de igualdad y respeto. Frente a ello, un 25,2% han optado por manifestar de forma clara que sí hay discriminación y acoso.
Pregunta a Pechi: ¿Discriminación sexo/género?
Aunque se ha avanzado en algunos aspectos, por desgracia la Universidad es un espacio en el que siguen operando muchos mecanismos machistas y existen todavía muchas carencias: no hay planes de igualdad en los departamentos, los horarios no posibilitan la conciliación familiar, con turnos de mañana y tarde en ocasiones hasta las 21.30 de la noche, que cambian de un cuatrimestre a otro… y como los horarios se eligen por jerárquico orden, los catedráticos (y hablo en masculino, que son la mayoría) tendrán siempre los mejores tramos horarios mientras que los peores recaerán siempre en el personal más precario, que suele ser el más joven y que si tiene hijos o hijas hace imposible la conciliación. Desde el SAT llevamos tiempo pidiendo la creación de guarderías en la Universidad, como tienen el resto de Universidades andaluzas. La UGR es a día de hoy la única universidad andaluza que no cuenta con centro de, teniendo algunas universidades incluso una guardería por campus! Algo así facilitaría en gran medida la conciliación. También podría mejorarse el protocolo de acoso, que a día de hoy resulta bastante genérico, y sería deseable que todo el personal tuviera, de forma sistemática, una formación anual en igualdad como hacen otras universidades europeas. Creo que este tipo de iniciativas ayudarían a evidenciar todos los mecanismos y actitudes machistas con los que seguimos conviviendo.
Sección Sindical en la UGR
SAT – PDI (Profesores Docentes Investigadores)
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